- Con el regreso masivo a la actividad urbana en septiembre, los servicios de coche compartido están demostrando que podrían ser una pieza clave para una movilidad más eficiente, ecológica y adaptada a las nuevas necesidades de las ciudades.
El 58 % de los usuarios de carsharing considera que combinar este servicio con otros modos de transporte como el público, la bicicleta o el taxi contribuye significativamente a reducir la dependencia del vehículo privado, según el II Barómetro del Carsharing 2025 de la Asociación del Vehículo Compartido en España (AVCE). A esto se suma la ventaja de poder desplazarse en coche sin asumir los costes ni responsabilidades del mantenimiento, lo que convierte al carsharing en una alternativa económica y sostenible, especialmente atractiva para la vuelta al trabajo o al colegio.
Actualmente, el vehículo compartido es un actor que fomenta los traslados urbanos sostenibles, la electromovilidad y garantiza la movilidad a aquellas familias que no disponen de un vehículo privado (18%) o en las que no todos los miembros que necesitan desplazarse tienen un medio disponible.
Las ventajas competitivas del carsharing comienzan con la posibilidad de trasladarse en coche sin tener que comprarlo, pero no se quedan ahí. Es una alternativa más económica de movilidad porque los costes asociados con el mantenimiento y el seguro son compartidos entre los usuarios y pagados según su uso. Además, muchos de los vehículos utilizados en servicios de carsharing cuentan con etiqueta medioambiental CERO, lo que les permite acceder al centro de las ciudades sin restricciones, así como estacionar de forma gratuita en zonas reguladas (SER), lo que incrementa aún más su conveniencia y ahorro para los usuarios.
Seguridad en la movilidad que puede salvar vidas
La innovación y conectividad en las flotas de movilidad compartida permiten que estos vehículos estén en constante actualización e incorporen tecnologías de última generación, por ejemplo, en los Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción (ADAS). Estos sistemas, cada vez más presentes en todo tipo de vehículos, reúnen un conjunto de prestaciones diseñadas para reducir riesgos al volante y aumentar la protección tanto de los ocupantes del vehículo como de los usuarios vulnerables en la vía.
Según estimaciones de la Comisión Europea, la implementación generalizada de estas tecnologías podría salvar más de 25.000 vidas y evitar al menos 140.000 lesiones graves en toda la Unión Europea de aquí a 2038. En este contexto, la movilidad compartida no solo representa una alternativa más flexible y sostenible para volver a la rutina tras las vacaciones, sino también una opción más segura, alineada con los objetivos de seguridad vial de las principales instituciones europeas.
El camino a la sostenibilidad
Actualmente, y en línea con lo establecido en la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética, las ciudades de más de 50.000 habitantes están obligadas a implementar medidas que reduzcan las emisiones derivadas de la movilidad urbana. Este compromiso normativo impulsa la transformación hacia modelos de transporte más limpios y eficientes, esenciales para el bienestar ambiental y social.
En este camino hacia la sostenibilidad y la mejora de la habitabilidad urbana, la movilidad compartida se posiciona como un pilar fundamental en las nuevas formas de desplazamiento. El II Barómetro del Carsharing 2025 destaca dos datos clave que refuerzan esta tendencia: en primer lugar, el 61% de los usuarios combina el vehículo compartido con el transporte público colectivo, potenciando así la sostenibilidad del sistema de movilidad. En segundo lugar, el uso del carsharing puede llegar a reducir hasta un 25% el espacio destinado a vehículos estacionados, liberando así espacio público para crear ciudades más caminables, accesibles y centradas en las personas.
Como parte de su compromiso con la sostenibilidad, el carsharing promueve el uso de vehículos eléctricos sin emisiones, contribuyendo así a reducir la presión sobre la calidad del aire urbano. Por tercer año consecutivo, Madrid cumplió en 2024 con la directiva europea de la calidad del aire y finalizó el año pasado con los registros de nitrógeno más bajos de la historia.
Los datos aportados por AVCE posicionan la movilidad compartida, no solo como una alternativa práctica para retomar la rutina tras las vacaciones, sino también como una oportunidad real para construir ciudades más seguras, sostenibles y humanas, donde la tecnología y la responsabilidad ambiental van de la mano.